La obesidad se caracteriza por la acumulación de grasa en el cuerpo. Se diferencia del sobrepeso, que significa pesar más de lo recomendado. Ambos términos significan que el peso de una persona está por encima de lo que se considera saludable según su estatura. Los niños crecen a distintas velocidades, por lo que no siempre es fácil saber cuándo un niño está obeso o tiene sobrepeso. Pídale a su proveedor de atención médica que examine si el peso y la estatura de su hijo se encuentran dentro de lo que se considera saludable.
Que puede ocasionar que un niño tenga sobrepeso o se vuelva obeso?
Los malos hábitos alimenticios afectan a los niños. |
Muchas cosas pueden hacer que un niño tenga sobrepeso o se vuelva obeso, por ejemplo:
- Hábitos de alimentación no saludables. Los niños pueden llegar a comer en exceso, comer muchos alimentos que no son saludables o también tomar demasiadas bebidas azucaradas.
- No dormir lo suficiente. Los niños que no duermen el tiempo suficiente cada noche tienden a tener sobrepeso.
- Antecedentes familiares. Los niños de familias con sobrepeso pueden tener mayor tendencia a desarrollarlo. Esto puede deberse a los genes del niño o a malos hábitos de alimentación que se aprenden en la familia.
- Falta de actividad física suficiente. Es posible que los niños no realicen suficiente actividad física. Los niños deben estar activos por lo menos una hora cada día.
- Demasiado tiempo frente a las pantallas. Los niños pueden estar demasiado tiempo frente a las pantallas. En la actualidad, desgraciadamente, muchos niños comen mientras ven la televisión o juegan en la computadora.
- Ambiente. Tal vez los niños pasen el tiempo en un ambiente ( como con parientes o amigos, en la guardería o en la escuela) donde no tienen acceso a opciones sanas de alimentación ni oportunidades para hacer alguna actividad física.
Si es necesario comenzar un programa para bajar de peso, involucre a toda la familia para que su hijo no se sienta solo. Fomente una alimentación saludable al realizar en familia lo siguiente:
- Servir más frutas y vegetales
- Comprar menos gaseosas y meriendas altas en calorías y grasas
- Asegurarse que su hijo tome su desayuno todos los días
- No comer comida basura en forma frecuente
- No usar la comida como un premio
La actividad física también es muy importante. Los niños necesitan unos 60 minutos diarios de actividad física, aunque no todos de una vez. Esta puede dividirse en períodos cortos y ser igual de productiva.
Fuente: Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales
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